lunes, 4 de octubre de 2010

ELSA MARIE GABEL






Elsa Marie Gabel en la playa en California
Cuando Elsa Marie tuvo a su bebé siendo soltera en 1928, no pudo elegir su destino, su padre Josef Gabel dio a la niña en adopción. Para la época significaba un hecho extremadamente vergonzoso el que una joven de buena posición, bien educada y sofisticada quedase embarazada en estas condiciones. Nunca más tuvo contacto con su hija  y quedó tan devastada por haber tenido que abandonarla que  este hecho marcó para siempre el rumbo de su vida.
Cuando su padre partió hacia palestina en el año 1933 ella permaneció en Hamburgo. En 1939, después de la Kristalnacht, quedó atrapada en Alemania sin posibilidades de salir. Su padre pudo arreglar desde Palestina el casamiento de Elsa con un joven que tenía papeles para salir de Alemania vía Filipinas. Elsa se casó con Frank Hamburger y escaparon hacia Manila. Vivieron y prosperaron allí hasta que los japoneses comenzaron el bombardeo sobre la isla. Un día cuando Elsa y Frank huían hacia un refugio, explotó una bomba matando a Frank instantáneamente. Elsa sufrió graves quemaduras pero sobrevivió y al finalizar la guerra emigró a Estados Unidos para vivir con su hermana Gisela. Después de un tiempo volvió a casarse pero nunca más tuvo hijos y nunca supo cual fue el destino de su hija cuyo nombre de adopción fue Marion.
Casamiento de Sandy
No se sabe cuál fue la suerte de Marion hasta que fue adoptada a los cuatro años. Cuando la pequeña tenía  11 sus padres adoptivos escaparon del holocausto y huyeron hacia Estados Unidos. Nunca supo que era adoptada hasta que llegó el momento de su casamiento. Cuando fue a buscar su partida de nacimiento encontró también los papeles de adopción con el nombre de su verdadera madre: Elsa Marie Gabel. Otra fuente dice que se enteró cuando quiso nacionalizarse americana y pidió su partida de nacimiento a Alemania.  Nunca divulgó que había descubierto la verdad, y tampoco encontró a su madre. En su lecho de muerte en el año 1991 le pidió a su hija Sandy que buscase a su familia de sangre.
Sandra Lanman se abocó por completo a esta tarea en honor a su madre y envió al gobierno alemán una copia del certificado de nacimiento de Marion preguntándoles si tenían alguna información sobre su familia. Le enviaron un microfilm con aproximadamente 100 páginas de información sobre la familia Gabel de Hamburgo, Alemania. En ella estaban listados los nombres de sus abuelos y de cada uno de sus hijos y los hijos de sus hijos hasta el año 1933.
Marion Gabel
Esta cantidad de información se debía a que como eran judíos provenientes de Austria y no les estaba permitido nacionalizarse alemanes, debían registrarse cada año ante la policía. Como después de 1933 no había más información disponible en Alemania, Sandy decidió buscar en los registros de USA. No descartó en su mente la idea de que pudieran haber muerto en el holocausto, pero la esperanza fue más fuerte y siguió buscando.
Comenzó por el primer hijo, Martin Max, y pensó que siendo el mayor probablemente ya habría fallecido. Buscó en el Índex de Fallecimientos del Seguro Social en internet y encontró a cientos de Martin Gabel.  Redujo su listado a 5, por edad y cercanía, y comenzó con uno que vivía en West Orange, New Jersey. Entonces comenzó a leer los obituarios y todas las piezas comenzaron a encajar. Martin Gabel, nacido en Alemania, vivía con su esposa y tenía una hija Barbara Gabel Attar en  Springfield, NJ. Cinco hermanas lo sobrevivían en ese momento.
Sandy y Bebe en un reportaje tras el reencuentro
Sandy escribió a la casa funeraria que aparecía en los avisos para pedir la dirección exacta de Barbara, pero le pidieron que les escribiese una carta en sobre cerrado con su dirección en el remitente y que serían ellos los que se la harían llegar a Barbara. Así lo hizo, pero Barbara se había mudado y el sobre le fue devuelto a Sandy directamente por el correo con la nueva dirección. Su prima, hija del hermano de su abuela,  vivía a solamente a 8 kilómetros de distancia. Finalmente, en el año 1997, Barbara (Bebe) recibió la carta en la cual su prima le explicaba por qué pensaba que estaban relacionadas y Bebe la llamó llena de curiosidad. Así descubrió esta fascinante historia sobre la cual ninguno de su generación estaba enterado. La información que Sandy obtuvo por parte del gobierno alemán, fue también el puntapié para que Bebe comenzara a sumergirse en el pasado de su propia familia.

martes, 28 de septiembre de 2010

Historia de la familia Gabel

Los Engelberg, padres de Brancha
Martin Max Gabel fue el primero de los diez hijos de Josef Gabel (1873) y Basie Breindel (Brancha) Engelberg (1873) nacidos en Alemania en un período de solamente 10 años. Martin Max nació en Marzo de 1899 y la más pequeña de sus hermanas en Marzo de 1909. Luego de Max nació Julius en 1900 y después de él siete niñas, Gisela 1901, Tilly 1902, Annie en 1903, Lotte en 1904, Emile, que nació en 1906 murió a los 19 años de edad en 1925, Nellie 1907, y Elsa Marie en 1909.
Brancha y Josef
Mi bisabuelo Josef, que era austriaco, ofreció como voluntario a Max para que pelease en la primera guerra mundial en la armada alemana. El pobre Max tenía solamente 16 años por lo cual no le quedó otra alternativa que aceptar los mandatos de su padre. En realidad, pienso que esto se debió a que como eran judíos austriacos y no se les permitía volverse ciudadanos alemanes el padre lo envió para que pudiera así ganarse la ciudadanía alemana (igualmente esto nunca sucedió). Debían presentarse cada año y registrarse en la policía y cada hijo que nacía era anotado como austriaco, debido a que en Alemania los hijos tienen la nacionalidad del padre.
En esa guerra Max perdió media mano y cuando regresó a su casa para recuperarse, su madre se puso histérica y le insistió a Josef para que Max no volviese al frente. No se sabe exactamente qué sucedió, pero no tuvo que volver. Además de perder media mano también había sido víctima de un gas nocivo que le trajo consecuencias en los pulmones por el resto de su vida. Si bien murió a los 89 años, los médicos diagnosticaron que si no hubiese sido por la afección de sus pulmones podría haber vivido muchos años más. Su hermana Lotte, que acaba de fallecer en Israel en Setiembre de 2010, llegó a los 106 años.
Brancha con Max y Julius
Cuando Hitler llegó al poder en 1933 mi bisabuelo decidió dejar Alemania. No encontró muchas opciones en ese momento y partieron para Palestina. En aquel entonces eran una familia adinerada. Josef operaba una compañía mayorista de productos de lechería, una de las más grandes de Alemania y tenía los recursos para llevar consigo materiales de construcción, caballos, ganado, a cinco de sus hijos que ya eran adultos, a su esposa y nietos incluidos. Se asentaron en una aldea agrícola llamada Balfouriya en el valle de Jezreel justo debajo de las colinas de Nazareth. Allí Josef reclutó a ingenieros del Technion Israel Institute of Technology para diseñar y construir su casa.
A cada hijo mayor de edad le entregó U$ 5000 para que pudiera comenzar una nueva vida. Nellie era la única que aun quedaba soltera, así que decidió comprarse un auto y convertirlo en taxi. Era una mujer muy atractiva, y para más, se había teñido el pelo de rubio platinado. Fue la taxista más exitosa de Palestina porque llevaba a todos los oficiales ingleses a través del país (aun regía el mandato inglés). Pero en 1938 ante la inminente guerra se tornó tan peligrosa la situación que los ingleses no le permitieron a Nellie seguir manejando libremente por el país. Entonces decidió vender el auto y emigró a USA.
Josef, Brancha y todos los hijos
Unos años más tarde obtuvo la ciudadanía americana y entró en la armada de ese país. En 1945 al finalizar la guerra fue enviada a Berlín para oficiar de traductora. Como americana obtenía buena comida y otros bienes que eran escasos en la Alemania de la post guerra. Una de sus hermanas, Dickie, había vuelto a Alemania dado que su marido era alemán y tenía a toda su familia allí. Pero los meses posteriores al término de la guerra fueron muy difíciles y no tenían ni siquiera qué comer. Nellie les llevaba los alimentos y productos que le daban y los salvó literalmente de morir de inanición.
Julius tuvo 7 hijos y murió atropellado por un camión en Haifa en 1952. Annie y Lotte permanecieron en Israel al igual que la viuda de Julius y sus hijos.
Max y su padre Josef
Gisela emigró a los estados unidos con su marido y su hijo Kurt, fruto de un matrimonio anterior. Kurt era físicamente hermoso, rubio de ojos azules. Durante una caravana, que se realizó una tarde en Hamburgo, Hitler descubrió al chico entre la multitud e hizo que uno de sus guardaespaldas lo levantara para poder mostrarle a todo el mundo como debía verse un perfecto niño ario. Gisela casi se desmaya del miedo, rezando para que nadie los reconociera y los señalase como judíos. Muchos años más tarde, el mismo Kurt amenazó a su hijo con un arma para que dejase de usar drogas. El arma se disparó hiriendo al muchacho que quedó parapléjico y Kurt se suicidó al no poder soportar la culpa.
Martin Max Gabel emigró a Estados Unidos en 1938 y tuvo dos hijos con su segunda esposa: Ronald Kalman Gabel, nacido el 23 de octubre de 1942 y Barbara Sue Gabel nacida el 13 de Julio de 1945. Anteriormente, en 1924 había nacido Gerd, mi padre, que emigró con su madre, Henny Lorenz y su segundo marido, Erwin Broder hacia Argentina en 1936.
MAX GABEL
Max no quiso tener más contacto con su padre. Desde Israel Josef le escribía reiteradamente para saber de él y su familia. Buscaba así mismo conocer el paradero de su nieto Gerd, mi padre. Pudieron volver a escribirse cuando Gerd ya era un hombre. Josef se quejaba por los años perdidos y reclamaba que su hijo no hubiera dado señales de vida en tantos años. Así mismo le decía a mi papá que por eso quería más a su ex nuera Henny que a su propio hijo. Por su parte Max quería más a su tío Morris Engelberg, que también vivía en New Jersey, dado que no olvidaba la difícil relación que había tenido con su padre.
Caminos que se bifurcan, historias de gente que se separa. Algunos se reencontraron después de muchos años, otros no se volvieron a ver jamás.

lunes, 6 de septiembre de 2010

La historia recién comienza



En mi familia la segunda guerra mundial significó, como en muchas otras, la muerte, separación y pérdida de contacto de muchos de sus miembros.
Mi abuela paterna, Henny Lorenz, se había separado ya en Alemania de su primer marido Max Gabel, el padre de mi papá y se había vuelto a casar con Erwin Broder cuando mi papá contaba solamente con 4 años.
Ella era abogada y trabajaba en un estudio con un amigo y colega que no era judío. En los años 30 había procesado a un Nazi por un crimen y al ser declarado culpable, este hombre pasó un año en prisión. En el año 1936, al ser liberado demandó a mi abuela por falsa acusación y esta fue llamada a comparecer a Berlín. Su amigo y colega le advirtió que si ella se presentaba no iba a volver jamás.
En el término de 24 horas, ella, su marido y mi papá huyeron con una visa de turistas para Montevideo dejando atrás al resto de la familia y a todas sus pertenencias. Lo único que trajo mi abuela de Alemania fue un baúl cargado de libros que consideró indispensable, dejando cosas que hubiesen sido de más utilidad ya que cuando llegaron a Uruguay no tenían nada.  Solamente sus padres, mis bisabuelos, supieron a dónde habían huido.
Mi papá nunca volvió a ver a su verdadero padre y cuando al cabo de un año, debido a un incidente ocurrido en Uruguay debieron cruzar la frontera y venir a la argentina, ocurrió un hecho que separó aun más a la familia y a su posibilidad de reencontrarse.
Como mi papá, Gerd Gabel, era menor para ese entonces, no tenía pasaporte propio. Él estaba incluido en el pasaporte de mi abuela que como estaba casada con Erwin se llamaba Henny Broder, geboren (nacida) Lorenz. El vista de aduana no tuvo mejor idea que preguntarle a mi papá qué apellido quería adoptar y como vivía con Erwin y tal vez fuese más fácil para él ser el hijo de una familia constituida que dar explicaciones en esa época, dijo Broder. Desde ese momento en Argentina se comenzó a llamar Gerd Broder de hecho, pero no así por derecho. Años más tarde hizo los papeles para cambiar su apellido legalmente y entonces llevó por siempre el que es también mi apellido, heredado de la persona que para mí fue mi abuelo, Erwin Broder.
Si bien en los primeros años mi papá mantuvo correspondencia con su verdadero padre que en 1938 había inmigrado a USA, con el tiempo esta se fue espaciando hasta que perdieron contacto. Mi papá siguió escribiéndole por un tiempo, pero al no recibir contestación también abandonó la partida. Siempre se preguntó por qué de pronto su padre decidió no escribirle más, una duda que lo acosó hasta que ya era un hombre grande, abuelo de 3 nietos.
Una tarde (sería el año 1994), estando yo en su casa, sonó el teléfono y una mujer que hablaba inglés me preguntó si esa era la casa de la familia Broder. Cuando le contesté que sí me dijo que hablaba de Estados Unidos y que quería saber si allí vivía una persona llamada Gerd Broder. La conversación era tensa ya que ella se notaba muy nerviosa y a su vez me ponía nerviosa a mí porque que no tenía idea de quién hablaba. Cuando se lo pregunté ella me dijo que pensaba que era la hermana de mi papá. Ante mi sorpresa le dije que estaba hablando con la hija de Gerd y ella me preguntó si el padre de Gerd se llamaba Max Gabel. Si bien yo sabía porque en algún momento y tras preguntar varias veces quién era ese señor que aparecía reiteradamente en las fotos de la infancia de mi papá, me lo habían dicho, para ese momento es como que me había olvidado. Algo hizo clic en mi cabeza cuando ella lo nombró, pero tuve que confirmarlo con mi papá que caminaba nervioso por su living debido a lo raro de mi conversación. El no hablaba inglés, pero algo iba entendiendo y sospechando. Cuando le pregunté si Max Gabel era su papá, asintió y me preguntó a su vez: ¿vive?
Lamentablemente ya no vivía, y fue cuando Max estaba muriendo que Bebe, la medio hermana de mi papá, empezó a descubrir que tenía un hermano.
Bebe, tiene un hijo llamado Gady y cuando Max estaba en su lecho de muerte comenzó a llamar” Gerdy, Gerdy”. Bebe creyó que su padre quería ver al nieto sin saber que en realidad estaba llamando a su hijo.
Después de las muertes de su padre y de su madre, Bebe encontró en el armario un montón de cartas de Gerd desde Argentina dirigidas a Max. Una prima que sabía alemán le ayudó a descifrar las cartas y con la poca información que tenía ella, y los pocos recuerdos que  tenía su familia de Gerd,  llamó al consulado argentino en Nueva York explicando que estaba buscando a su hermano que supuestamente vivía en Argentina. Alguien había recordado que mi abuela se había casado con un tal Broder, por lo tanto decidió buscar por ese lado ya que como Gabel no había contactos.
Media hora más tarde el consulado le facilitó la dirección y el teléfono de mi papá y por las dudas le pusieron un traductor de español que no hizo falta ya que en cuanto la comuniqué con Gerd, aun con su limitado inglés, se entendieron.
Al poco tiempo Bebe viajó hacia Argentina para ver a su hermano y encontró, según sus palabras, un clon de su papá. Lo que sintió fue “tan inquietante y tan hermoso”,  dijo.
Mi papá vivió solamente cuatro años más. En ese tiempo Bebe viajó varias veces  a Buenos Aires y se quisieron y entendieron como si hubiesen crecido juntos. Cuando le avisé que mi papá se estaba muriendo de cáncer, Bebe viajó nuevamente junto a su hijo Gady para estar junto a él. Pasó esa última semana a su lado, su muerte fue una enorme pérdida para ella, un tremendo dolor.
Ella le contó a Gerd que su padre estaba tan devastado por la pérdida de su hijo que nunca volvió a hablar de eso, nunca. Durante años le escribió cartas que no obtuvieron respuesta. Hasta que un día perdió el contacto completamente. Cuando Bebe veía fotos de mi papá de pequeño con el suyo le decían que era un sobrino, alguien que había quedado en Alemania.
Descubrimos que mi abuela Henny, nunca sabremos por qué causa, le ocultó metódicamente las cartas que le llegaban de su padre, lo separó de su historia, lo alejó, para siempre de su identidad.
Barbara, Bebe, le trajo algo de regreso, aunque nunca pudiese llenar el vacío de tantos años de preguntas sin respuestas, de saberse abandonado sin razón.
Mi papá amó a Erwin como si fuera su padre biológico y Erwin lo adoró con todo su corazón. Mi papá no abandonó a sus padres jamás, estuvo junto a ellos todos los días hasta el último día de sus vidas. Siempre llamó “viejo” a Erwin, de hecho fue su “viejo” durante 67 años.
Como Max, él tampoco volvió a hablar de su pasado hasta que descubrió que existía Bebe, por lo menos supo que su papá lo amó y extrañó hasta el último día de su vida.